El Alto. El Puente

10 de enero
Tercer día en el Camino
Cizur Menor-Puente la Reina

El Alto. El Puente

A dos grados bajo cero, salimos del albergue de Cizur Menor para afrontar lo que, en principio, promete ser una jornada dura y sin muchos atractivos. ¡Qué error!. La ruta ha resultado efectivamente dura, muy dura, pero bellísima.

Son poco más de las ocho de la mañana y el sol, todavía no calienta para hacer desaparecer el blanco manto de escarcha, que las  bajas temperaturas de la noche, han dejado sobre los prados que jalonan el camino. Las nubes, muy bajas, confieren a las siluetas de los árboles un aspecto cuasi fantasmal. Empiezo a presentir que será un gran día del Camino.


Llegamos a una balsa que se nutre de las aguas de un arroyo y caminamos ahora entre los árboles de un pequeño bosque. El descanso de la noche y la suave pendiente de la cómoda pista por la que transitamos, nos hace que mantengamos un paso vivo y que entremos en calor rápidamente. 

Casi sin darnos cuenta, llegamos a Zariquiegui y nos detenemos a admirar la soberbia portada románica de la iglesia de San Andrés. A la salida del pueblo, abandonamos la pista por la que hemos llegado hasta aquí y abordamos una senda estrecha, pedregosa y con una fuerte pendiente, que sin duda resultara un verdadero suplicio para los ciclistas que se atrevan a transitar por ella.


Ahora sí, la cuesta requiere un esfuerzo importante. Afortunadamente traje para este viaje dos bastones que me son sumamente útiles en estas exigentes subidas. 
Sin hablar para no perder el resuello, caminando cada vez a más altura, vamos   dejando por debajo de nosotros el manto de nubes que nos viene envolviendo desde que acometimos la subida. Ahora tenemos sobre nuestras cabezas un sol radiante y por debajo de nuestros pies, un mar de nubes.


Cansados pero con la enorme satisfacción de estar viviendo una excepcional jornada en el Camino, llegamos al Alto del Perdón. A nuestra espalda, dirigiendo la vista hacia Cizur, las nubes que cubren el valle dejando asomar, solo alguna cumbre cubierta de nieve. Hacia delante, mirando en dirección a Puente la Reina, un hermoso y soleado valle. El breve descanso junto al monumento que señala el Alto, contemplando estas maravillosas vistas, justifican sobradamente el esfuerzo.


Los primeros tramos de bajada, resultan ciertamente penosos. Según Jacoba, pasamos de " un mar de nubes, a un río de piedras". Con la inestimable ayuda de los bastones, supero esta última dificultad hasta llegar a Ulterga y luego, hasta Obanos donde se encuentran los Caminos Francés y Aragonés. Hacemos un último descanso y a la salida del pueblo, desde un alto del camino, divisamos ya los ojos del mítico Puente con mayúsculas, que da nombre a Puente la Reina.


Paseo hasta el puente para despedir a Jacoba y hacer fotografías aprovechando la espléndida luz de la tarde y a descansar para mañana.